martes, 22 de mayo de 2012

CICLO TAURINO DEL INSTITUTO CERVANTES DE GIBRALTAR


Hace ya un año que abrió sus puertas del INSTITUTO CERVANTES de GIBRALTAR. Su actividad ha consistido no solo en la organización de cursos de lengua española sino en la difusión de la cultura española en todas sus dimensiones. Cada trimestre el Cervantes de Gibraltar desarrolla un rico programa de actividades en el que se incluyen proyecciones de cines español, conferencias de difusión científica a cargo de reconocidos investigadores españoles en campos como la medicina, la paleontología o la historia entre otros, catas de vinos y aceites españoles, presentación de obras literarias, exposiciones de escultura y otras muchas muestras de la cultura española. Entre éstas no podía faltar la TAUROMAQUIA, por lo que don Francisco Oda, director del Cervantes de Gibraltar ha decidido incluir en la programación de la presente primavera un ciclo de tres conferencias de tema taurino titulado BULLFIGHTING, ART AND CULTURE.



El pasado jueves 16 de mayo se celebró la primera de las conferencias a cargo de don Antonio Ruiz López y don Antonio Moreno Boiso, veterinarios de plazas de toros de El Puerto y Málaga, entre otras. Con ocasión de esta primera disertación, ciertos círculos políticos gibraltareños han movilizado a unos pocos simpatizantes para reproducir las manifestaciones antitaurinas que han visto se llevan a cabo en España. Abandera las protestas el diario Panorama, órgano adicto al  ministro principal, el socialista  Sebastián Picardo, especialista en tensar y enrarecer las relaciones entre el Reino Unido y España, como prueba el reciente conflicto pesquero. A través de varios editoriales y noticias Panorama intenta dar voz al cabecilla de las protestas, Kenneth Trinidad, para convencer a la población gibraltareña de que la celebración de este ciclo de conferencias supone una intromisión española en la conciencia de los vecinos de Gibraltar, una amenaza a su identidad cultural. 

Antitaurinos en Gibraltar el pasado 16 de mayo protestando ante el Instituto Cervantes
(Foto: ww. panorama.gi)
Poco seguros debe estar este grupo de  gibraltareños de su propia identidad cuando temen que la asistencia a tres conferencias taurinas puede convertirlos de pronto en fervientes patriotas españoles. Los franceses, portugueses, colombianos o mexicanos, por no citar más, no sufren las mismas dudas ni padecen los mismos temores identitarios cuando van a una corrida de toros. Es más, los antitaurinos franceses, portugueses, mexicanos y colombianos, por no citar más, no piensan que sus conciudadanos taurinos sean agentes de una potencia vecina o de la antigua metrópoli colonial. Esto solo ocurre en las mentes de aquellos que quieren crearse una identidad cultural y nacional propia a base de eliminar lo que tienen en común con sus vecinos. Lo saben muy bien los nacionalistas catalanes, conscientes de que la fiesta de los toros es uno de los símbolos de identidad de de la cultura española, la han atacado y prohibido. Este grupo de nacionalistas gibraltareños van más allá, pretenden prohibir que se hable de toros en Gibraltar, todo un rasgo de totalitarismo que los define perfectamente. Porque es evidente que aquí nadie trata de defender los supuestos derechos de los animales ya que nadie pretende correr toros por las calles de Gibraltar ni promover la construcción de una plaza de toros. Lo que pretende sencillamente el Instituto Cervantes de Gibraltar en hablar de toros, y lo que les molesta a estos señores es que se hable de cultura española. 



Lo que ignoran estos señores es que al hablar de toros también se habla de la cultura gibraltareña. Siempre hubo en Gibraltar muchos y muy buenos aficionados a los toros. Durante los siglos XIX y XX los principales diarios gibraltareños como El Calpense o El Anunciador se editaban en español, algunas veces sufriendo la censura y las dificultades impuestas por las autoridades británicas, que recelaban de estos medios. Entonces la cultura gibraltareña era fundamentalmente española, independientemente del origen hispano, italiano,  maltés o hebrero de los habitantes de la Roca. La sección taurina no faltaba en estos periódicos así como las crónicas de las corridas de Algeciras, La Línea o San Roque. También hubo toreros gibraltareños, como el novillero Manuel Danino, que actuó en la Plaza de La Línea en 1918.  El cierre de la frontera en los años sesenta supuso la britanización de la población gibraltareña y el estrañaminento de su cultura materna, así que es raro encontrar un gibraltareño de menos de cincuenta años que le interesen los toros. Si embargo, hoy sigue habiendo grandes aficionados que asisten todos los años a las ferias de las poblaciones vecinas del Campo de Gibraltar y que siguen las corridas de toros por las cadenas de televisión española como siguen la liga de fútbol o la final de los carnavales de Cádiz desde el Gran Teatro Falla. Estos gibraltareños asumen su identidad cultural sin complejos, nacida del contacto durante tres siglos de lo andaluz y  lo británico junto a las innumerables  aportaciones de genoveses, malteses, hebreros sefardíes, indios y otros contingentes humanos que han ido llegando a Gibraltar a lo largo de ese tiempo, sin necesidad de negar ninguna de ellas.   


Desde aquí queremos felicitar a FRANCISCO ODA por la valentía a la hora de afrontar las insidias y las presiones a la que está siendo sometido en Gibraltar por parte de una minoría ruidosa e influyente. Nos consta que la mayoría de los gibraltareños, estén legítimamente en contra o a favor de las corridas de toros, no ven fantasmas en la celebración de este ciclo de conferencias, ni se sienten agredidos por España, ni ven amenazada su identidad cultural.    

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