viernes, 6 de julio de 2012

PRIMERA NOVILLADA DE PROMOCIÓN EN SEVILLA

TRES HORAS DE FESTEJO. NUEVE AVISOS. DOS TOROS DEVUELTOS
 ¡Y AGUANTAMOS HASTA EL FINAL!


Jueves 5 de julio de 2012
Novillada sin caballos 
Seis erales de don Salvador Guardiola Fantoni para Sergio Páez, Alejandro Pavón y Alejandro Jiménez


Alejandro Jiménez (por Pepe Morán)
Ya puedo decir que he estado dos días seguidos viendo la misma corrida de toros, en este caso una novillada. Entré en la Plaza de Toros un jueves 5 de julio a las diez de la noche y salí el día siguiente, viernes 6 cerca de la una de la madrugada. Y es que la primera novillada sin picadores del verano se alargó más de la cuenta, casi tres horas, ya que los tres chavales anunciados las pasaron canutas para matar los seis novillos de don Salvador Guardiola, mejor dicho, para matar cuatro porque uno fue devuelto al corral tras los tres avisos y otro fue apuntillado por el Lebrija tras otros tantos toques de clarín. 

Los novillos, típicos villamartas, negros y berrendos, como el bonito coliblanco que salió en primer lugar, fibrosos, largos, altos, fuertes, con mucha grupa y bien encornados. Como no se anunciaron en la tablilla los pesos nos quedamos sin saber lo que dieron en la báscula pero oímos el rumor de que alguno de los que envió el ganadero no había pasado el reconocimiento por exceso de peso, así que pongamos que los que corrieron andaban cerca del límite reglamentario, 410 kilos en el arrastre. El que salió en 
tercer lugar fue el más hecho, serio de cara y con hechuras de toro, incluso lucía morrillo, que no es habitual en esta raza.

En cuanto al comportamiento, algo abantos de salida y en la capa pero algunos tuvieron para sacar faena en la muleta ya que metieron la cara bien aunque con un punto de genio que precisaba de mucho mando y dominio por parte de los novilleros, que precisamente en estos comienzos de sus carreras no es de lo que puedan presumir .

Al rondeño Sergio Páez ya lo vimos el mes pasado en Ubrique y fue uno e los triunfadores de aquella tarde, aunque no el que más nos gustó. Hoy ha demostrado poco. Ante su primer novillo, uno de los más flojos del encierro, soso, con tendencia a quedarse y que a veces iba y otras se iba, se mostró indeciso y no hizo nada que nos llamara la atención. Tras matarlo de dos pinchazos y media escuchó un aviso y luego hubo silencio. El cuarto de la tarde metió bien la cara en el capote y codicioso en la muleta aunque pegajoso, Páez careció de mando para dominarlo y el novillo fue a su aire. No sé como lo mató porque como la actuación de Páez me aburría estuve entretenido charlando con los amigos, el caso es que nadie debía prestarle mucha atención pues cuando acabó con el novillo volvió a ser silenciado. 

El sevillano Alejandro Pavón, de la escuela de Amate, tuvo un primer oponente flojo y sosote al que recibió con verónicas aplaudidas y al que sacó con la muleta algunos pases buenos, en especial tres naturales de buena ejecución pero poco fluidos por la condición del toro, que se iba parando. Quiso Alejandro hacer de todo lo que aprende en la escuela, aunque nos pareció que tenía poco enemigo y que el desplante de rodillas con que finalizó la faena escenificaba más las ganas del novillero que el peligro de la res. Mató de una estocada caída y atravesada y recibió como premio una oreja. En quinto lugar le toco un novillo burriciego que por le ojo derecho no veía nada y aunque ya se le notó el defecto de salida el presidente lo mantuvo en el ruedo. Durante más de lo conveniente estuvo el novillo persiguiendo sombras y cabeceando a todo lo que se movía a su alrededor y el novillero se llevó un par de revolcones peligrosos. No hubo forma de matarlo y tras los tres avisos fue devuelto al corral.

Al palaciego Alejandro Jiménez también habíamos tenido la oportunidad de verlo torear anteriormente, en San José del Valle, ocasión en la que le tocó el peor novillo de un buen encierro de El Torero. Hoy lo hemos visto muy decidido y muy arropado por el Pincho, el hermano de Curro Javier, que se lució en el tercer par al tercero de la tarde. Le gusta a Jiménez irse a recibir a portagallola, hacer quites vistosos por gaoneras y dar cierta distancia a los novillos en la muleta para torear largo, pero quizá peca de no amoldarse a la realidad de sus oponentes y de traer la faena preconcebida. Esto es corregible y perdonable en un novillero que comienza así que habrá que ponderar lo bueno y es que tiene decisión y un buen concepto. Su primer novillo embestía con genio, con las manos por delante y rebrincando. Tras algunas coladas Alejandro se llevó un buen revolcón que causó un ataque de pánico a una japonesa que estaba detrás mía y que estuvo a punto de contagiármelo a mí. No supo matar al novillo y tras los tres avisos se lo echaron para atrás y terminó apuntillándolo el Lebrija. En el sexto se desquitó y aunque era un toro exigente que pedía mando y que lo llevaran muy toreado, fue construyendo una faena de menos a más en la que se destapó con una excelente tanda de naturales, muy ligados los dos primeros, aguantando para sacar el tercero y rematando bien. Fue lo mejor de la tarde. Desgraciadamente volvió a demostrar que no sabe matar, escuchó un aviso y aunque sus partidarios pidieron la oreja dese el tendido 8, todo quedó en eso, en petición de sus partidarios porque el resto del personal salió najando en cuanto dobló en toro.

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