Cuenta Alfonso Rodríguez en la biografía oficial de José Monge Cruz (1950-1992), La Chispa de Camarón: la verdadera historia del mito contada por su viuda (Espasa, 2008), que la primera pasión del maestro del cante fueron los toros y que “con solo tres años muchos recuerdan que se colocaba ante un toro imaginario y echándole valor se enfrentaba a él dando pases de pecho. Tenía muy clara cual era su vocación: ser torero”. Dejando de lado el hecho que con tres años nadie tiene vocación ni sabe que de mayor hay que dedicarse a algo, está claro que Camarón jugaba a torear y jugando se aficionó al arte como otros niños se aficionan al fútbol jugando a la pelota con sus amigos o a no salir de casa y no hablar con nadie jugando a la wii. El caso es que pocos años después el juego infantil se convirtió en algo más, quizá en un sueño adolescente de independencia y aventura o en una ilusión con que espantar la pobreza y así, junto a su amigo Manuel “el del lunar”, se iba en busca del apoderado Antonio Caraballo para que le dejase ensayar con los capotes del novillero de la Isla Felipe Romero y “cuanto mas crecía más le subía la fiebre taurina. Solo hablaba de toros, de ser maletilla, de irse a los tentaderos, de triunfar en Madrid, en Sevilla…”.
Acababa de cumplir solamente catorce años cuando el
joven Camarón recibió su primera cornada. Un día de enero de 1964 murió su
padre. Huerfano y pobre, comienza cantar en la Venta de Vargas, más para ayudar
a su madre y sus hermanos que por afición. “José cantaba para vivir y no vivía
para cantar”, recordará luego su hermano Manuel. Una vez iniciado profesionalmente
en el mundo flamenco, la carrera artística de Camarón fue meteórica. Con
dieciséis años gana el concurso de Mairena, se integra en la compañía de
Juanito Valderrama, da los primeros pasos de una incipiente y prometedora
carrera y aun así en el corazón de Camarón puede más el toro que el cante y un día está a punto de dejarlo todo para incorporarse a la cuadrilla de El Cordobés. De
pronto le surge una oportunidad irrechazable cuando su amigo Pansequito le cede
su lugar de cantaor en una compañía flamenca que va a Madrid en 1968. Vienen entoces los doce años de Torres Bermejas, la noche madrileña,
los discos con Paco de Lucía, el viaje artístico desde la ortodoxia más pura hacia la
experimentación más audaz, el éxito, la fama y la
consagración como figura que rebasa los límites del flamenco.
Pero en el fondo de su corazón nunca se apagó la ilusión
por torear. Quizá era todavía el sueño del juego infantil, una nueva necesidad de
libertad o de espantar otras miserias. Con 25 años Camarón tiene por fin
su oportunidad. Fue en una novillada celebrada el 19 de octubre de 1975 en la
plaza de toros de San Pedro de Alcántara, durante el segundo festejo de la
feria de aquel año de lo que todavía era una pedanía de Marbella. Actuaron esa
tarde Miguel Mateos “Miguelín”, Curro Romero, Antonio José Galán, Juan Jiménez
y el novillero Alfonso Galán, anunciándose en sexto y último lugar “El Camarón
de la Isla”. Como se ve se trata de un festival. Miguelín ya estaba retirado de
los ruedos en esa época, aunque toreó esporádicamente hasta 1979. Curro y el
malagueño Galán eran matadores de toros en activo. Alfonso Galán novillero que ya
había debutado con caballos en Madrid. Quizá el festejo se organizara por los
amigos taurinos de Camarón expresamente
para brindarle la ocasión de sentirse plenamente torero.

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Terminemos con un cante. Son muchas las letras de tema taurino que cantó Camarón y que han quedado grabadas como monumentos en su discografía, de entre todas ellas recordamos aquí estas bulerías de su disco Soy caminante (1974) con el algecireño Paco de Lucía al toque, donde el tema del desengaño amoroso y la decepción del novillero que no sabe aprovechar la primera y única oportunidad quedan magistralmente unidos.
Terminemos con un cante. Son muchas las letras de tema taurino que cantó Camarón y que han quedado grabadas como monumentos en su discografía, de entre todas ellas recordamos aquí estas bulerías de su disco Soy caminante (1974) con el algecireño Paco de Lucía al toque, donde el tema del desengaño amoroso y la decepción del novillero que no sabe aprovechar la primera y única oportunidad quedan magistralmente unidos.
Me dieron una ocasión
Toíto lo que tú me pidas yo te lo daré
si me pides olvidarte te lo negaré
Chiquilla, no seas tan loca
Chiquilla, no seas tan loca
que por tu forma de ser
te tienen de boca en boca
A la luna, luna de enero
con mi capote y muleta
iba a los encerraeros
porque a mí me gustaba esa fiesta
y todito mi afán era de ser torero
Me dieron una ocasión
pa salir a torear
se me quitó toa la afición
no lo quiero recordar
Hay que pensar
que la afición de los toros
pa too el mundo no es igual
Te extraña que yo te dejara
a ti de querer
la culpa no será mía
porque tendré que volver
con la que a mí me quería
Me dieron una ocasión
pa salir a torear
se me quitó toa la afición
no lo quiero recordar
Hay que pensar
que la afición de los toros
pa too el mundo no es igual
Te extraña que yo te dejara
a ti de querer
la culpa no será mía
porque tendré que volver
con la que a mí me quería
hola señor quintana
ResponderEliminarsoy pascal labadie aficionado frances
hay un concurso en francia en el que se pregunta quien de estes tres diestros no habia toreado el 19 de octubre 1975 entre miguelin , antonio jose galan y curro romero miestras que los tres aparecen en el cartel de este festival
si puede aydarme dejo me email pascal.labadie@gmail.com
gracias por vuestro ayuda
abrasos
pascal labadie