En la tarde de hoy se ha desarrollado en el excelente Palacio de Congresos de La Línea de la Concepción, edificio emblemático del entorno urbano linense, una charla a cargo de Pepe Martínez sobre la plaza de toros de la ciudad. Acampados en el exterior, a modo de protesta, los trabajadores del Ayuntamiento, que llevan ocho meses sin cobrar. Ahí es nada, comiendo en casa de las suegras y averiguándoselas para pagar la hipoteca. Será por eso que la primera edil prefirió no cruzar la puerta del palacio.
Por eso será que abusando de la repetida excusa política del tipo "la alcaldesa no ha venido porque le ha surgido un compromiso de última hora", se nos coloca en la tribuna del orador una teniente de alcalde (o "tenienta" que por un momento creí que diría) que tras identificarse como tal y decir que está entre nosotros sólo por el motivo de cubrir la ausencia de la alcaldesa, nos expresa, con cierta rotundidad, lo siguiente: "yo no tengo ni idea de toros".
La charla, más política que taurina en varios de sus extremos, ha versado sobre las propuestas y particulares opiniones que Martínez, presidente de la asociación denominada Protección Histórica Linenese, ha querido exponer en lo referente a la conservación del coso y su futuro como centro de interpretación taurino.
Empezó nuestro conferenciante introduciéndose en el espacio físico que ocupa la ciudad. Nos explicó a los asistentes dónde se encuentra La Línea desde el punto de vista geográfico. Aspecto este que se ha de ponderar teniendo en cuenta que el auditorio estaba compuesto por nacidos y residentes en la misma ciudad. Buceó posteriormente en la fundación de la misma y trató aspectos anecdóticos como la celebración de corridas de toros en Gibraltar. Citó a Javier Quintana, crítico habitual en este blog, en lo concerniente a su aportación sobre la presencia de la plaza en la obra de Joyce. No obstante no menciona que Joyce probablemente se limitó a copiar un folleto turístico.
Dedicó Martínez un apartado a algunos personajes que de una manera o de otra han guardado relación con la plaza. Entre ellos mencionó a Luis Ramírez Galuzo (1841-1927) alcalde de La Línea en 1872,1877,1890 y 1903. Uno de los datos que sobre él se han aportado es que en 1921 ingresa (tengo para mí que sospechosamente) en la Orden del Imperio Británico como Comandante-Comendador en el reinado de Jorge V. Esto (y estoy seguro no haberlo entendido mal) sorprendentemente se cita por el conferenciante y otro responsable de la asociación PHL como un valor positivo de la figura. A mí sin embargo, insisto, me resulta sopechoso, me escama que una potencia extranjera con intereses en la zona dé medallas a un alcalde de nuestro pueblo.
Seguidamente enlazó con una serie de curiosidades sobre el coso que siempre gusta conocer y de ahí (de las curiosidades) y de algún simbolismo de vaga justificación (como que 49 es múltiplo de 7, número de interés para el arquitecto masón de la plaza y por ello los 49 lados del edificio), sin solución de continuidad, dedujo su necesaria conservación. Sorprendentemente el joven conferenciante paseó su verbo por la arena política local más reciente, lo cual generó algún disgusto y cierta contestación en el auditorio. La charla se convirtió entonces en un acto propagandístico del tripartito consistorial. Algunos asistentes de forma educada y cortés le manifestaron su dispar criterio en un breve coloquio que tuvo lugar tras la charla. Alguno dijo que la plaza no pasaba de ser "un queso". Sí parecía generalizada la opinión de que la plaza es incómoda y que de una u otra manera eso se ha de solucionar.
Seguidamente enlazó con una serie de curiosidades sobre el coso que siempre gusta conocer y de ahí (de las curiosidades) y de algún simbolismo de vaga justificación (como que 49 es múltiplo de 7, número de interés para el arquitecto masón de la plaza y por ello los 49 lados del edificio), sin solución de continuidad, dedujo su necesaria conservación. Sorprendentemente el joven conferenciante paseó su verbo por la arena política local más reciente, lo cual generó algún disgusto y cierta contestación en el auditorio. La charla se convirtió entonces en un acto propagandístico del tripartito consistorial. Algunos asistentes de forma educada y cortés le manifestaron su dispar criterio en un breve coloquio que tuvo lugar tras la charla. Alguno dijo que la plaza no pasaba de ser "un queso". Sí parecía generalizada la opinión de que la plaza es incómoda y que de una u otra manera eso se ha de solucionar.
Como siempre los unos por los otros y al final es el taurino linense y el público en general el que se queda sin poder disfrutar de una plaza cómoda y adecuada para una ciudad dinámica y moderna como es La Línea de la concepción.
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