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| Foto, amabilidad de Álvaro Pastor Torres |
Los "toros" son un espectáculo que se llama así. No se llama "los toreros". Se va a ver en él la presencia, movimineto, ardides y peleas de uno de los animales más bellos de la fauna terrestre, lidiado y dominado por el hombre.
José María Pemán
"Prólogo" a La entraña del Toreo, de Vicente Zabala
Los novillos de Fuente Ymbro fueron bravos. Con mayor o menor intensidad, tuvieron movilidad, acometieron, tuvieron fijeza, embistieron, fueron agresivos y fuertes, transmitieron. Algunos desarrollaron sentido y algunas malas maneras, en esto tuvieron mucha culpa las cuadrillas, que se excedieron en capotazos y dudaron más de una vez ante los novillos, que por bravos no se dejaban manejar fácilmente. Destacó entre todos el quinto, Hortelano, que además fue muy noble.
Si miro atentamente el presente, me parece que ya pasó [...]. Parte de mi se ha adormecido y se ha quedado imaginando.
Fernando Pessoa
El Marinero (drama estático en un cuadro)
Javier Jiménez tardó media hora en matar al primer toro. Aburrió y demostró vulgaridad en todo. Anduvo mal acompañado de su cuadrilla; los toros listos aprenden rápido las perniciosas lecciones de los malos lidiadores.
Se declara por necio gordal justisimamente y por ignorante con más bastas que un colchón; al que difiere para mañana lo que hoy su fortuna le pone a las manos, sin alcanzar la excelencia de lo que aquel día es, ni las dudas del que viene, ni la diferencia que ha de lo que es a lo que pude ser, y lo que hay del acto a la potencia.
Francisco de Quevedo
Origen y definición de la necedad
Fernando Adrián no se enteró de que su primer toro, al que acompañó las embestida pero no toreó, fue uno de los buenos. Al quinto, Hortelano, prontísimo, codicioso y de embestida exquisita, no lo cuajo ni se rompió con él. Estuvo bien o bastante bien, suficiente para una oreja, que es poco para lo que tuvo delante.
Toros hubo bravos, locos, furiosos y crueles en tiempo de los gloriosos apóstoles y mártires antiguos: Magencios, Dioclecioanos, Nerones, Domicianos espantosos andaban en las plazas de sus imperios; salían mártires a torear con ellos, provocándoles con la capa de su cuerpo, deseosos de perder la vida de él por ganar la del alma.
Fray Fernando de Santiago (O de M)
Consideraciones sobre todos los evangelios
Gonzalo Caballero debutó con caballos. No sabe torear pero es valiente, temerario y afortunado. Mucho premio le dio el público en el tercero por dar miedo y no asustarse. Salvó la vida milagrosamente ante el sexto, que tras hacerle perder la capa en los medios lo siguió hasta las tablas, llevaba más pies el toro que el torero y éste sintiéndose alcanzado miró atrás y cayó al suelo, entonces quiso un ángel que no acertara el toro a empitonarlo. Curro Robles iba de segundo. Por dos buenos pares saludó en el sexto. Salvó el honor de las cuadrillas.
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