Hoy 13 de mayo es la fiesta de San Pedro Regalado (1390-1456), franciscano observante, canonizado por SS. Benedicto XIV en 1746, patrón de Valladolid y, desde 1953, de los toreros.
(Fuente: wikipedia)
Caminaba el Siervo de Dios con su compañero del Abrojo a Valladolid, ignorando se agitaban toros en la ciudad, entre los que corrieron salió uno tan feroz, que por más que los lidiadores procuraban rendirle con todos los medios que les enseñaba el arte, rompió por todo atropellando gente y saltando las barreras se salió de la plaza, seguianle hombres montados a caballo, no tanto con la esperanza de encerrarle en el coso, cuanto para avisar a la gente para que evitasen el peligro; de unos lances en otros rompió el toro dirigiéndose por le camino que traía el Santo y su compañero (cuyo camino se conserva entre los habitantes de Simancas con el nombre del sendero del toro); venía nuestro Santo Regalado y su compañero rezando el oficio divino, por cuya causa aun cuando el animal estaba ya casi sobre ellos, nada advirtieron ni menos oyeron las voces de los que gritaban para que huyesen del peligro, nada de esto advirtieron ya fuese porque tenían puesta su atención a lo que rezaban, ya porque si oyeron las voces no presumieron que se dirigían a ellos; en fin cuando el Santo Regalado alzó los ojos para ver lo que pasaba, se halló con el toro dispuesto a acometerle, todos volvieron su vista hacia otro lado horrorizados de las desgracias que creían inevitables, ¡cual sería la admiración de todos al ver al toro de arrodillado a los pies del Santo! Apenas el Regalado había acabado de proferir con sonrisa estas palabras, "tente, bobo, que somos amigos" ¡oh maravilla de Dios! el toro se arrodilla a sus pies, cuando vieron los circunstantes lo que pasaba hallaron ser un prodigio lo que creían desgracia; el toro postrado a los pies del Sato dejábase alagar, y mientras los testigos de este milagro estaban llenos de admiración, el Regalado con sosiego y tranquilidad le iba sacando una por una las puntas de los yerros con que habían atormentado al animal; al fin después de que le hubo alagado a medida de su compasión, le dio la bendición, mandándole que se fuese a curar en las aguas del Duero, encargándole que a nadie hiciese daño; obedeció puntualmente el toro y apeas emprendió su marcha, cuando los espectadores aumentaron sus voces, aunque con diferente causa, unos de gozo por haber presenciado la maravilla, otros en aclamación de la Santidad del Regalado, éste sin detenerse en otra cosa dio rendidas gracias a la bondad divina, contemplando que por medio de la esperanza que en él tenía le había librado de ser víctima de la fiera, y porque así restituía al justo que en ella espera aquel dominio sobre las bestias, que quitó al hombre culpable derrivándole del feliz estado de la inocencia.
Historia de la vida, virtudes y milagros del glorioso San Pedro Regalado, hijo y patrón de esta N. L. y H. ciudad de Valladolid
Escrita por el presbítero fray José Infantes , religioso exclaustrado, orden de Mercedarios Descalzos
Valladolid, imprenta de don Juan Pastor, 1854
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