El toreo es un negocio. Los carteles, como es natural, se montan según ese criterio. Y el aficionado irá a la plaza o dejará de ir según el suyo propio. Y algunos nos estamos cansando de ver según qué espectáculos que defraudan, cansan, aburren y abochornan más que otra cosa.
Ayer tarde, domingo 23, toros de Núñez del Cuvillo (y alguno de Gavira) para José Antonio «Morante de la Puebla», José María Manzanares y Alejandro Talavante: un espectáculo que defraudó, cansó, aburrió y abochornó pero que nos enseña, en la noche de San Juan, el significado de «petardada», antes de que las hogueras empezaran a arder en las playas de la comarca y la pirotecnia de verdad hiciera su función.
Y que Morante de la Puebla recibiera una muy sonora bronca en el cuarto no es lo relevante. Lo relevante es que los toros fueron desastrosos, los toreros no estuvieron a la altura y faltó un poquito de pundonor. Todos cobraron: toreros, empresario, ganadero; y los aficionados pagaron. Algunos dijeron una vez más: «no vuelvo, hasta aquí hemos llegado, ya no me soplan más el dinero de la entrada». Veremos si es verdad.
Las fotos
El mejor toro de la tarde (del escultor Nacho Falguera) en los alrededores de la plaza.
Caballo de cara triste que intuye lo que va a pasar
Una aficionada parece sorprendida al ver la propaganda de la próxima actuación de Morante
Seguramente en este tercio se lesionó mortalmente a alguno de los animales
A su segundo toro lo debió pinchar cinco o seis veces. Al de la foto no fueron tantas.
El toro no se arrodilla ante el arte del torero, sino porque debió sufrir
alguna lesión, quizá en la pica, que le hacía tumbarse.
Como siempre en Algeciras, lo mejor la merienda. Este aficionado dio buena cuenta de unos pastelitos que, a buen seguro, le endulzaron una lamentable tarde de toros.
Al caer el sol la temperatura mejoró en la plaza y dese este punto de vista se estuvo mejor
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