Traje para presidir corridas de toros |
Nos llegan por correo urgente una líneas firmadas por el Remellao, al que creíamos fuera de combate, pero no, sigue zascandileando por ahí el hombre. Los administradores de este blog no se hacen responsables de lo que pueda pasarle si se empeña en frecuentar ciertos círculos taurinos.
EL INDULTO DE ORGULLITO
A
las ocho de la tarde,
Cuarto
menos o pasado,
A
la arena de Sevilla
Saltó
un quinto muy terciado.
Garcichico
sin trapío,
Agradable,
delicado,
capa
negra, listoncillo
salmantino
anovillado,
en
el lote de Julián,
Por
fortuna enlotado,
Sin
codicia en el capote
Sin
pelea en el caballo
Escarbando
en el albero
¿En
banderillas fue bravo?
pero
al paño del maestro,
Obediente
y adiestrado,
Siguió
siempre con fijeza
El
pescuezo descolgando
Persiguiendo
la franela
Siempre
fijo en el engaño.
Desde
el palco el presidente,
Pepe
Luque Teruel,
Confesaba
a su asesor,
Un
albeítar muy barbado,
“Santi
mío, Santiago
Estoy
loco por un rabo”.
Y
decía el consiliario
ese
albeítar tan barbado,
como
sierpe en Paraiso
por
bajini susurrando:
“Saca
al aire tu pañuelo,
tu
pañuelo anaranjado,
Vuelva
el toro a su chiquero,
Olvida
de momento el rabo,
Dale
al Juli dos orejas
Y
tendrás toda tu vida,
Junto
al patio de caballos,
Un
azulejo en que se diga
“Siendo
Luque presidente
Orgullito
fue indultado.
Supo
verlo, supo verlo
Junto
a Arenas y Santiago
Como
vio a Cobradiezmos
Aquel
día de Escribano”.
Saco
el pañuelo Luque,
Abrióse
el chiquero de urgencia,
Y
sin hacer falta los bueyes
Fue
pronto Orgullito
Al
refugio de su querencia
Termina
el cuento aquí
Con
un colorín colorado
De
Julián y de Orgullito
De
Pepito y Santiago
Que
convirtieron a Sevilla
Donde
todo se ha trocado
(Sanlúcar
por rebujito,
Habanos
por vapeado)
En
la feria del indulto,
De
los toros perdonados
Donde
el bravo verdadero
Hace
tiempo fue olvidado
Pues
la vara y el caballo
Son
un mero simulacro
Donde
no se mide casta
Ni
fiereza como antaño.
REMELLAO
REMELLAO
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