lunes, 31 de octubre de 2011

JUAN CORTES, VENCEDOR DE LA GRAN FINAL V TROFEO CAJASOL


Domingo 30 de octubre
PLAZA DE TOROS DE CHICLANA
Gran Final V Trofeo Cajasol Escuelas
Taurinas de la provincia de Cádiz
Reses de Hermanos Torres Gallego


Como la entrada era gratuita pero con invitación y se esperaba una gran afluencia de público, nos desplazamos desde La Línea a Chiclana con tiempo suficiente para entrar una hora antes de iniciarse el festejo a la plaza portátil permanente y tomar posesión de una barrera justo en frente de la puerta del chiquero. Poco a poco la plaza se fue llenando hasta rozar el completo, banda de música uniformada incluida, y ya nos estábamos felicitando por nuestro acierto al elegir sitio cuando hizo aparición justo detrás nuestra un artista local con los pantalones orinados, suponemos que por él mismo, y que se presentó cantando por bulerias

De los árboles frutales
me gusta el malequetón
y de los reyes de España
don Juan Carlos de Borbón.

Tras esta manifestación de principios, se sentó a nuestras espaldas y se pasó toda la corrida pidiendo tabaco, preguntando donde estaba la Guardia Civil y removiendo sus propios efluvios cada vez que se arrancaba por algún palo flamenco. Como ya los toros no dependen de Interior tuvimos que soportar al artista toda la tarde pues no solo no había civiles en la plaza, ni siquiera había una pareja de municipales que velase por la tranquilidad del público, prueba evidente de que los toros pertenecen a Cultura.

Por fin, a las cinco de la tarde comenzó el paseillo de los finalistas y tras guardarse un minuto de silencio, quizá por Antoñete, sólo roto por los exabruptos del borracho que teníamos al lado, tocó un clarín anunciando la suelta de la primera res. En el callejón veíamos los rostros tensos de los chavales, no se trataba ya de un tentadero de vacas como en las cinco sesiones clasificatorias anteriores sino de una novillada en la que debían verificar la lidia completa y muerte de los seis erales y un añojo de Hermanos Torres Gallego ante la atenta mirada de los profesores de las escuelas, el comité organizador, aficionados venidos de toda la provincia y jueces tan calificados como el maestro chiclanero Emilio Oliva.

Abrió plaza Cristian Medinilla, de la escuela de San Fernando, y le cupo en suerte un eral negro listón marcado a fuego con el nº 34. Tuvo dificultades para recogerlo con la capa en el tercio y allí se mantuvo encerrado con el toro pasando aprietos. Berreó el eral cuando le clavaron tres pares de palillos. El de la Isla trasteo de muleta con demasiadas prevenciones y mostrando inseguridad ante un novillo que embestía con exigencias. Justo al arrancarse la banda, fue encunado y volteado aparatosamente y cayó al suelo de mala manera sobre los hombros. Luego sufrió otro revolcón al perder pié cuando intentaba acoplarse a las repetidas y fuertes embestidas del eral. En definitiva, que pudo más el toro que el torero. A la hora de la suerte suprema, pinchó varias veces, oyó un aviso y siguió pinchando hasta cobrar una estocada entera pero algo tendida que hizo necesaria la intervención del puntillero. Conmocionado y con lágrimas, recogió palmas desde el tercio.

Salió en segundo lugar un eral negro bragao corrido con el nº 30 en los costillares para que lo parara y recogiera con la capa Fernández Ramos, de El Puerto de Santa María, que lo llevó aceptablemente por verónicas a los medios. Salio el linense Juan Cortes ha hacer su quite pero pasó desapercibido. En banderillas se dolió el eral, rebrincó más de la cuenta al sentir los pinchazos, se frenó bruscamente al llegar al embroque del segundo par y descubrió su condición embistiendo con violencia y descompuesto, revolviéndose rápida y peligrosamente. El que no se descompuso fue el novillero portuense, que se mantuvo firme y seguro trasteando a la fiera y logrando arrancar algún pase bueno y a pesar de un inevitable revolcón, fue haciéndose poco a poco con el novillo e imponiendo su mando hasta lograr finalmente una buena serie de naturales que remató matando a la primera con una estocada entera ligeramente caída. Dos orejas.

En la foto, Juan Cortés, de La Línea
Turno para Juan Cortés, de La Línea, que arrancó fortísimos aplausos al recoger con la capa y torear por verónicas a un eral cárdeno claro marcado con el nº 43. Este toro fue de los más bravos y mejor condición de la corrida, como se dice, “pa jartarse”, era pronto y alegre, humillaba y repetía. Tras las banderillas, lo sacó muy bien Juan a los medios iniciando genuflexo con pases largos y mandones con la derecha. Siguió con esta mano aplicándole al eral muy buenos pases en dos serie rematadas con el de pecho. Al tomar el paño con la izquierda la cosa siguió subiendo de tono y se calentó del todo el público porque precisamente ese era el mejor pitón del toro, a pesar de un desarme y de que las tandas resultaban algo cortas. Remató Juan su faena con una tanda por el derecho acabada en un pase de trinchera que resultó la mejor, ligando bien los pases y mandando. Mató al eral a la primera de una estocada entera algo tendida y hubo de intervenir el puntillero. La presidencia concedió dos orejas y el público pidió también el rabo, que finalmente y a pesar de las indicaciones que hacían las autoridades desde el palco y desde el callejón, se le concedió por parte del público y de la cuadrilla en un gesto de democracia asamblearia. Se sumó a la fiesta nuestro meón vecino de localidad, que arrebatado por los duendes, durante la triunfal vuelta al ruedo de Juan, mostró a los jóvenes que empiezan los caminos divergentes del arte y del capitalismo con este oráculo por bulerías

Curro con el capote,
Paula con la muleta
y el padre del Cordobés
jartándose de cloquetas.

El cuarto de la tarde, fue un torete negro marcado con el nº 11 que tocó en suerte a Daniel Crespo, de Jerez de la Frontera, que pronto demostró su agilidad mental y sus recursos cuando al recibir de capa al eral perdió pie junto a las tablas y, allí cerrado y de rodillas, se sacó una larga cambiada con la que logró quitarse de encima al eral que ya lo arrollaba. Este toro fue de los mejores de la tarde, dentro del buen tono de toda la corrida, y el jerezano supo entenderlo y aprovecharlo pues con la muleta se mostró poseedor del secreto del temple y llevó siempre toreado con largos muletazos al eral por ambos pitones. A lo fundamental sumó los detalles y los adornos ejecutando redondos, citando en los medios con pases cambiados por la espalda, y rematando la faena con manoletinas. Escucho dos avisos después de lograr una estocada casi entera trasera y tendida que necesitó descabello, todo esto enfrió al público y sólo se concedió una oreja.

El quinto de la tarde, nº 42 y negro bragao, fue un eral vareado y alto que puso en aprietos a José Antonio Arana, “El Paquera”, de Algeciras. Recibió al toro con una larga cambiada en el tercio pero perdió el capote. Siguió intentando parar al toro con verónicas y volvió a perder la capa en el remate con la media. A pesar de todo el público aplaudía al Paquera y lo jaleaba porque su enemigo era, con diferencia, el más grande y fuerte de la corrida y algunos hasta echaron de menos un caballo y una pica para mermar un poco al animal. Brindó el Paquera a su compañero de escuela Diego Luque y armó la muleta para citar en los medios con un pase cambiado por la espalda que resultó ceñidísimo. El novillo, además de grande y fuerte era bravo y se venía pronto de lejos a los cites y con muchos pies. El Paquera lo prendía en la muleta y lo llevaba toreado largo pero al ligar la serie terminaba superado al tercer pase por el ímpetu del animal y no lograba terminar las tandas airosamente. Le costó muchísimo trabajo matar a un animal alto y con todas sus fuerzas, así que el propinó un serie de pinchazos delanteros perdiendo el estoque hasta que tras un aviso logró más de media atravesada. Se le concedió una oreja.

En sexto lugar actuó Jorge Alba, de la escuela local de Chiclana, que se las entendió con el eral nº 44, negro bragao. El novillo fue bueno, dentro de la tónica general de sus hermanos. El novillero alternó desarmes y coladas con pases buenos, limpios y ligados, acompañando bien la franca embestida del eral. Hubo buen gusto en un cambio de manos e inteligencia y agilidad mental en un molinete de recurso para salirse de la suerte cuando se encontró e apuros. Mató de media tendida muy trasera que debió lesionar al eral en la médula, que tras caer hacía intentos de levantarse. Se le concedieron dos orejas y rabo, por sus méritos y por ser el que tenía más partidarios en los tendidos.

Como colofón, se soltó un añojo colorao ojo de perdiz, al que no pudimos leer el nº en el costillar, para el lienense Diego Luque, de la escuela de Algeciras. Nos pareció muy grande para Diego pero éste no se afligió lo más mínimo y de rodillas lo recibió con un a larga cambiada en el tercio que levantó el entusiasmo en los tendidos. Repitió la operación una vez más y ya de pié continuó toreando en los medios por verónicas y chicuelitas. Para entonces Diego tenía ya a todo el público en el bolsillo y aunque el añojo blandeo de manos y cayó al suelo alguna vez, por lo que sólo le colocaron u par de banderillas, esta circunstancia vino a equilibrar la relación de fuerzas entre el becerrista y el animal. Inició Diego la faena de muleta en el platillo de la plaza citando al añojo y ligando una serie de pases por alto rematados con uno de pecho. Continuó ligando pases con la derecha pero bajando cada vez más las manos y rematando de pecho aunque en la segunda serie volvió a claudicar el animal. Ya le faltaba toro cuando comenzó a torear con la izquierda y decayó un poco la faena pero él siguió siempre seguro y con gracia dominando la situación en la cara del becerro. Remató la faena con manoletinas y mató en la suerte natural con una estocada tan caída que hizo guardia y asomó la punta del estoque. Paseó por el ruedo dos orejas y rabo.

Para finalizar, el comité organizador y el jurado hicieron la entrega de premios mientas un banderillero y un arenero sujetaban a nuestro flamenco vecino de localidad que había bajado al ruedo a pedir tabaco o trabajo al concejal de Cultural. Los premios del V Trofeo Cajasol fueron los siguientes:

TERCER PREMIO: con 27 ½ puntos JORGE DE ALBA, de Chiclana
SEGUNDO PREMIO: con 30 puntos DANIEL CRESPO, de Jerez
PRIMER PREMIO: con 33 puntos JUAN CORTÉS, de La Línea

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