Hace ya varios años que la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, propietaria de la Plaza de Toros, se empeña en formar una colección de carteles taurinos diseñados por artistas gráficos y plásticos de primer orden. Excepto en contados casos, los carteles no han sido del gusto de los aficionados, que nunca han sentido representrada la Fiesta, su Plaza ni a Sevilla en los diversos mamarrachos que han acompañado las entradas, programas y carteles de toreros y ganaderías en las últimas temporadas. Pero como no hay mal que por bien no venga, la manía maestrante por estar a la moda y no pasar por unos rancios ha servido para la rechifla de los sevillanos y hasta a algún famoso escritor le está sirviendo para firmar un ya tradiconal y esperado artículo en la prensa diaria sobre el cartelito del año. Por mi parte opino que los señores maestrantes pueden hacer con su dinero lo que les venga en gana para sentirse modernos y cultivados, pero está claro que hay cosas que no se compran con dinero.
Este año, Manuel Valdés, artista valenciano y residente en Nueva York, le ha encasquetado a la ecuestre y nobiliaria hermandad un collage pop-art que representa a Gallito, del que se cumplen 100 años de su alternativa en una feria de San Miguel, y como el artista no ha podido asistir a la presentación del recortable ha hecho falta que un catedrático de Filosofía de la Hispalense explicara que lo que está haciendo el Gallo en él es brindar al público. Claro, solo los exquisitos se habrían dado cuenta, ¡la obra tiene tantos matices! sobre todo esa representación de los tendidos y esas letras plastidecor que parecen el anuncio de un kindergarden. Arsitóteles dijo alguna vez que la esencia del arte no era copiar la apriencia de las cosas sino dar cuerpo a su esencia secreta pero para el filósofo universitario el mérito del Valdés valenciano es que aparenta muy bien lo evidente aunque dudamos que capte la esencia de Sevilla ni de su Palza de Toros, por lo que hace falta el concurso del filósofo para que nos lo explique a los pobrecitos hermanos legos que nos sentamos en esos mismos tendidos, que precisamente en esto consiste el arte contemporáneo, en que te lo tengan que explicar.
Cualquier año, uniendo pop-art y tradición española, vemos en los carteles una de esas muñecas sesenteras con volantes de tela y un matador con el traje bordado. Tiempo al tiempo.
D.Javier: sería conveniente que no hubiese pasado de moda la costumbre de llevar sombrero, porque ante esta entrada suya es para quitárselo. ¡Chapó! Un fuerte abrazo.
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