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| Foto, Álvaro Pastor Torres |
Había expectación por ver la corrida de los Hijos de don Celestino Cuadri. Tiene esta ganadería cierto halo de misticismo torista, como si Comeuñas y Cabecillla Pelá fueran los reductos de la casta y la integridad del toro bravo. Venían los de Trigueros a Sevilla como a restaurar el honor perdido la temporada pasada por las ganaderías duras durante la semana de preferia. Y aún más, tras el fiasco de ayer de la del Conde de la Maza. Y sin embargo, los toros de de los hijos de don Celestino no han podido defender honrosamente ni su propio prestigio. La presentación ha sido excelente, musculados, los pesos rondaron entre los 570 y los 650 kilos, astifinos, de cuerna acapachada los seis, típico del encaste Santa Coloma, bien armados aunque sin caras exageradas. Sin embargo, el comportamiento desarrollado por las seis reses se ha carectirizado por la falta de casta, por entrar de lejos a los caballos pero por hacer malas peleas y rehuir la segunda puya. No se han arrancado al cite en banderillas, han esperado, recortado y pocas veces han perseguido a los banderilleros. En la muleta han sido pesados, duros de patas, parados, se han defendido y no han embestido con franqueza. Además, por listos, desarrollaron sentido y presentaron peligro buscando más de una vez a los toreros y desentendiéndose de los engaños.
Con este material no era posible el toreo lucido, sino la lidia, el sometimiento y la preparación para la muerte. Sin embargo, en general los tres espadas se han pasado de faena. Intentando agradar o justificarse nos han aburrido y cansado. Se han escuchado a visos en casi todos los toros. Antonio Barrera comenzó la faena de su primero con una prometedora tanda de pases genuflexos para sacarlo de las tablas a los medios pero en el tercio hubo un momento de duda, para colocar bien la espada en la muleta, y sufrió una tarascada del toro. A partir de ahí se descompuso y todo fue cuesta abajo. En su segundo todo se limitó a sacar pases sueltos, uno a uno, sin remate ni ligazón. Javier Castaño estuvo por encima de sus dos oponentes, a los que también fue robando pases uno a uno en base a un meritorio arrimón. Alberto Aguilar toreo más o menos dignamente a su primero por el pitón derecho, hasta sonó la música., y en su segundo, sexto y último de la corrida, un toro castaño, ni me acuerdo lo que hizo porque me entretuve hablando con los vecinos de la grada sobre lo caro que están los taxis en Sevilla.
Saludó en banderillas David Adalid, de la cuadrilla de Castaño. Ha ganado este año el premio al mejor par en Castellón y creo que en Valencia. Se le veía dispuesto a luchar por tal honor en Sevilla este año. Entró hasta tres veces al primero, siempre ejecutando bien la suerte y cuadrando en la cara aunque encontrando demasiadas dificultades por parte del toro, que esperaba y lanzaba hachazos. Al segundo le puso dos pares que finalmente le valieron la ovación del público aunque para competir por el premio debería haberse limitado a poner los tres pares que le correspondían reglamentariamente y no cinco.
Espermos que mañana los de Fuente Ymbro nos devuelvan la ilusión.
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