Sábado 2 de junio de 2012
Plaza de toros portatil de San José del Valle
Cinco erales de Toros de El Torero ( de Vejer de la Frontera) para José Miguel Luz, Eloy Hilario, Sergio Salas "El Pijorro", Alejandro Jiménez y Juan de Castilla
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Paseillo |
Con motivo de la feria de San José del Valle, los empresarios sanluqueños Carmelo y Caba han organizado una atractiva novillada sin caballos que sin embargo no ha logrado llenar más de la mitad de la plaza portátil instalada en dicha localidad. La mayor parte de lo espectadores eran familiares, amigos y aficionados que se han trasladados desde distintos puntos de las provincias de Cádiz y Sevilla para ver torear a los cinco novilleros anunciados, especialmente desde Sanlúcar de Barrameda. Por lo demás, a pocos vecinos de San José podía verse en los tendidos si descontamos a los componentes de la banda de música y los que ocupaban el palco presidencial. El festejo estuvo acompañado por los compases de fondo de la música discotequera de la cercana caseta de las Nuevas Generaciones del PP, que se mezclaba con las sirenas y bocinas de los coches locos, el ratón vacilón y otras atracciones de feria, sin faltar algún toque salsero procedente de la orquesta que amenizaba la caseta municipal.
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Salida del novillo nº 56, primero de la tarde |
Se han lidiado cinco erales de la ganadería de
Toros de El Torero, de Vejer de la Frontera, procedencia directa de la de don Juan Pedro Domecq, que han resultado de magníficas condiciones; en general fuertes, bravos, codiciosos, repetidores, de embestida humillada y nobilísimos, hasta el punto de que a los cuatro primeros se les ha dado merecidamente la vuelta al ruedo en el arrastre.
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José Miguel Luz |
El más grande y fuerte de los cinco fue el que se corrió
en primer lugar, un
novillo negro bragao marcado con el nº 56, bien armado, pronto y codicioso de condición. El algecireño
José Miguel Luz quiso recibirlo de rodillas en el tercio con una larga cambiada, pero el novillo se llevó por delante el capote y el espigado novillero salió del lance con apuros. No se afligió José Miguel tras el saludo y se fue a buscar al novillo, al que paró en los medios con varias verónicas vibrantes, una chicuelina y una media de remate.
Eloy Hilario, de Sanlúcar de Barrameda, ejecutó su quite artístico con unos pases de tijerilla por alto y replicó Luz con unas gaoneras. La faena de muleta fue desigual. Estuvo bien cuando ejecutó el torero fundamental tanto al natural como con la derecha en cuatro primeras tandas en las que dio distancia al novillo, lo llevó largo, bajó la mano y ligó los pases. Resultó algo embarullado y sufrió algunos enganchones cuando en la parte final ensayó un toreo de cercanías, a base de derechazos, pases cambiados y circulares invertidos en los que el bravo novillo no le permitió mandar. En la suerte suprema, se tiró encima del eral y a cambio de un fuerte golpe en las costillas logró una estocada entera algo tendida y, aunque el novillo tardó en doblar, se llevó de premio dos orejas.
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Eloy Hilario, quite al novillo nº 56 |
De menos libras y alzada que el anterior nos pareció el
segundo novillo,
marcado con el nº 7, negro, playero de cuerna, algo bizco del derecho, noble y bravo aunque berreón.
Eloy Hilario, de azul marino y plata, lo recibió de rodillas con una larga cambiada en el tercio y siguió luego toreando con verónicas rematadas por una larga. Puso banderillas y consiguió muchos aplausos de los sanluqueños, que eran mayoría en los tendidos, al ejecutar el tercer par de dentro a fuera. Comenzó la faena de muleta de rodillas en el tercio y buscó más el agradar a su público a base de pinturerías y gesticulaciones que el dominar a su oponente. Acompañó bien las prontas y constates embestidas del eral, pudiendo ejecutar a gusto el torero moderno que consiste en no cruzarse mucho en los cites ni en cargar la suerte en los pases, dejando que el novillo siga el engaño pero sin forzarlo y como el novillo era noble y bravísimo, pues aquello no tenía fin. Pinchó tres veces y a la cuarta logró una estocada algo desprendida. Se necesitó de la intervención del puntillero, que marró tantas veces que desesperó al público y al propio Eloy, al que se le concedió una oreja.
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Sergio Salas |
El tercero de la tarde fue el mejor de la corrida. Lucía en el costillar
el nº 3, era negro, axiblanco, meano y bragao, playero y ligeramente bizco del izquierdo. Le tocó en suerte a otro chaval de Sanlúcar, vestido con un traje rojo y oro, llamado
Sergio Salas "El Pijorro", que vayan ustedes a saber quién le ha puesto el sobrenombre y que venía acompañado de un grupo de amigotes con pancarta y guitarra incluida que lo animaban con palmas y cánticos. El eral descolgaba el cuello y metía la cara en los engaños de una forma excepcional, no dejaba de embestir y se rebozaba de tal forma que El Pijorro solo tenía que estar allí sin estorbarle mucho. En realidad el novillo se toreaba solo pues estaba tan encelado en la muleta que no perdía ocasión de ir tras ella y era tan noble que no hizo por El Pijorro ni una sola vez. Habrá que apuntar como mérito del chaval el haberse acoplado bien a las embestidas del eral, al menos hasta que decidió adornarse con circulares invertidos, molinetes y manoletinas con las que desaprovechó las posibilidades del barvísimo novillo. Mató de una estocada muy caída y atravesada. Se le concedieron las dos orejas y el rabo.
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Alejandro Jiménez |
En cuarto lugar salió un novillo negro con el
nº 18 marcado a fuego, fuerte, grande y altote, cornalón, zurdo y bizco. Lo recibió muy bien con verónicas de la tarde
Alejandro Jiménez, natural de Los Palacios y alumno de Tito de San Bernando en la Escuela de Sevilla, vestido de verde caña y oro, arropado desde el callejón por Manuel "El Pincho", el hermano de Curro Javier. Tras dos pares de banderillas se quedó el novillo muy entero, casi que le hacía falta un buen picotazo, así que Alejandro Jimenez, que antes de ésta sólo ha toreado en tres ocasiones, bastante hizo con estar decoroso delante del novillo, mostrando un buen concepto del toreo, quizá algo falto de reposo pero exento de alharacas superfluas que quizá hubieran puesto a los tendidos de su parte pero que lo aficionados no le agradecerían. Entró a matar de verdad y cobró una estocada entera y contraria aunque algo tendida que no fue efectiva. Falló mucho con el descabello. Una oreja fue suficiente premio.
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Juan de Castilla |
Quinto y último de la tarde, nº 34, negro, el más chico y cómodo de cara de toda la corrida. Fue para
Juan de Castilla, un chaval colombiano que vino vestido de blanco y plata y que está aprendiendo en la Escuela de Espartinas bajo la batuta de Espartaco padre. Recibe al eral con verónicas con el compás muy abierto y rematando con una buena media, quizá el mejor torero de capa de todo el festejo. Ponen banderillas los algecireños
Dani Duarte y
Montoya. Juan de Castilla cita con la derecha en los medios y el eral se arranca pronto desde las tablas metiendo muy bien la cara en la franela. Los lances de muleta son largos y ligados. Una vez más el novillo es tan bueno que la mayor virtud del novillero es acompañarlo en la embestida. No baja el tono en el torero al natural pero este novillo está más aniñado que sus hermanos de camada y se va quedando sin fuerzas así que al final de la faena protesta un poco, cabecea y embiste rebrincando por lo que el colombiano pierde la virtud del temple. Mata de una estocada entera pero caída y algo delantera, sin llegar a la categoría de bajonazo. Se le conceden dos orejas. Este es el único novillo que no ha sido premiado con la vuelta al ruedo.
Al final del festejo se soltaron vaquillas para que los mozos del pueblo se ejercitaran con los recortes.
Texto, Quintana
Fotos, Andana
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