Pascual Javier se las vio en primer lugar con Potrico, nº 57, 495
kilos, de pelo negro y muy bien armado. Salió el novillo un tanto abanto,
sin fijarse ni emplearse en el capote del novillero valenciano. Blandeó en las
dos varas que le pusieron, la primera traserísima, y ya en banderillas esperó y
mostró intenciones de pararse. En la muleta se negó a pasar y contestó los
cites de Pascual lanzando la cara arriba. Le costó mucho entrar a matar a
Pascual ya que el novillo mantuvo la cara alta y no humilló en los engaños
nunca. Dio dos pinchazos antes de lograr una estocada casi entera que se salió.
Silencio.
Gómez del Pilar recibió
a portagayola con una larga y recogió luego con verónicas muy ajustadas a Sorpresa,
nº 5, berrendo en colorao, gordo, con 499 kilopondios, con badana, papada y mucha cara aunque muy abierto de encornadura, que parecía un Veragua salido
de las páginas de La Lídia. No se
paró el novillo tras el recibimiento de capa y en cuanto vió al picador que
guardaba la puerta del patio de caballos se fue a por él y allí le dieron el
primer puyazo. Lo llevó luego Gómez al caballo del de tanda con un airoso
galleo por chicuelinas y después de la segunda vara puso en escena el madrileño un
quite por lopecinas, mostrándose el novillo tardo en acudir a
los dos primeras y arrancándose a la
tercera con intención de hacer presa, pero gracias a que era muy
abierto de cuerna solo logró arrollar al madrileño. Éste, tras una breve conmoción siguió toreando y aunque Sorpresa se reservaba, miraba y se arrancaba violentamente buscando las piernas, Gómez del Pilar anduvo muy firme y seguro aplicando los preceptos de la cartilla de torear que le abrieron las
puertas de Madrid, citando siempre cruzado y
mandando con la suerte cargada, por lo que reducía pronto los espacios y las
series eran cortas, de dos pases y a rematar con el de pecho para poder salirse. No
tardó por tanto en cumplirse la sentencia de el Guerra, y como Gómez del Pilar
no se quitaba, terminó por quitarlo de en medio Sorpresa arrollándolo de
nuevo y empitonándolo por la axila derecha cuando estaba en el suelo. Se llevaron a Gómez del Pilar a la enfermería
y se hizo cargo de la muerte del novillo Pascual Javier, con tan mala suerte que al prepararlo para la muerte perdió pié, cayó de espaldas e hizo el novillo por
él dándole otro testaretazo que le partió una costilla, aunque conservó todavía fuerzas el
valenciano para acabar con Sorpresa atravesándole el gollete de
un bajonazo.
TULIO SALGUERO TUVO QUE MATAR CUATRO TOROS
Tulio Salguero, que
llevaba solo tres actuaciones este año, tuvo que hacerse cargo de los cuatro novillos restantes, con lo que ha matado en uno sola tarde casi tantos como en el resto
de temporada. Lo hizo con solvencia, sobre todo a la hora de matar y estuvo digno con los engaños, aunque sin posibilidad de lucimiento. El tercero
de la tarde, que respondía por Gusanito, nº 10, negro y de 498 kilos pero algo más vareado que el anterior, salió
con muchos pies y Tulio lo paró con verónicas rematada con una larga. El toro
se quedó parado tras el tercio de varas y en cuanto intentaron torearlo al natural buscó la barriga del pacense. Tulio lo intentó con la otra mano pero todo fue un aguantar hachazos y no conseguir que el novillo completara medio pase. Nos pareció que se prolongaba demasiado, teniendo en cuenta lo que aun le esperaba en los corrales, y finalmente lo mató de tres pinchazos y un descabello.
Se hizo inmediatamente Tulio cargo del cuarto de la tarde, un toro negro bragao, nº 55, muy
veleto y de pitones escalofriantes que respondía por Almohadillero y que se deshizo el pitón derecho al derrotar con
violencia en el burladero del cuatro. En vez de los picadores de Pascual Javier, que estaban en la
enfermería acompañando al valenciano, lo picó Francisco José Quinta, que no se reservó en darle mucha leña. El novillo, que fue tardo en acudir a la primera vara, empujo con fijeza y fuerza. Trabajó mucho y bien, toda la cuadrilla de Tulio Salguero en la lidia, especialmente Raúl Domínguez con éste novillo. Como todos lo del encierro, se paró en la muleta y embistió sin emplearse y con la cara alta. Se alargó mucho Tulio intentando sacar faena en vano aunque logrando algunos pases sueltos y mató de una estocada efectiva.
La salida del quinto novillo estuvo precedida de una charla en el callejón de los picadores de Tulio Salguero con la autoridad. Querían El Paternero y Quinta seguir picando todos los toros que lidiase su jefe pero finalmente se impuso el reglamento y lo hicieron los de Gómez del Pilar, para enfado de los primeros. Aclarado el protocolo, salió por fin el quinto, bautizado como Zapato, nº 42, burraco, con mucha cara, algo tocado del derecho, degollado, alto y largo. Acudió pronto a la primera vara y con violencia. En la segunda vara se mostró más tardo pero acudió igualmente violento y con fuerza, partiéndose en el embroque el palo de picar. Lidió muy bien en esta ocasión Francisco Chaves, que como toda la cuadrilla estuvo a la altura de la situación. El novillo había dejado todo el genio en el caballo y en el tercio final no se empleó nada, manteniendo siempre la cara altar. Con la muleta Tulio se mostró valiente, siempre cruzado y obligando al novillos hasta que este decidió echarse junto a las tablas del dos. Allí lo mató Tulio con suficiencia. Su actuación fue premiada con saludos dese el tercio.
El sexto, nº 62, negro bragao, se llamó Alamito. Se fue a recibirlo Tulio Salguero a portagayola pero salió el toro por su izquierda y tuvo que prolongar Tulio la doble genuflexión hasta que el novillo lo vio e hizo por él. Finalmente lo despidió con la larga y todos respiramos aliviados. La primer vara la tomo en la puerta del patio de caballos de manos de El Paternero y la segunda se la puso Quinta en el sitio reglamentario. Toreando al natural sacó Tulio algunos pases estimables, sin poder bajar la mano, a media altura, y soportando un aire molesto que al final de la corrida vino a poner las cosas aun más difíciles. Volvió a matar con suficiencia de una estocada y escuchó aplausos
desde el tercio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias