 |
| SAN FRANCISCO SOLANO Y EL TORO
Bartolomé Esteban Murillo, 1645, Real Alcázar de Sevilla
|
Nació en Montilla (Córdoba) en 1549. Estudió con los jesuitas y con veinte años ingresó en la orden de San Francisco, en el convento de Loreto (Espartinas, Sevilla). En 1589 partió al Perú y una vez allí cruzó los Andes y el altiplano de Bolivia para evangelizar a los indios del Tucumán (hoy Argentina), viajando luego por los actuales territorios de Paraguay, norte de Argentina y Uruguay. En 1596 regresó a Lima y fue nombrado guardián del convento de los recoletos de esta ciudad, donde murió un 14 de julio de 1610, justo en el mismo momento que en la espadaña de la iglesia del convento de Loreto sonaba un extraño y misterioso repique de campañas que nadie había ordenado.Fue beatificado en 1675 y canonizado como Santo en 1726 por Benedicto XIII.
 |
| Dibujo preparatorio de Murillo, propiedad del Museo de Boston |
En la ciudad de San Miguel lidiaban toros en una ocasión, y uno muy bravo havía quitado la vida a algunos indios, y después saltó las barreras, a tiempo que por la calle por donde la bestia iba embrabecida passaba el Santo,el que no se alborotó, o turbó al ver el feroz bruto: aguardóle, y puso por delante el cordón, y el animal se acercó mansamente, llegando su boca, y mostrando, como que le reverenciaba, y después como una oveja se apartó del Santo y pasó adelante admirando todo el gentío tan gran maravilla. No esperó el Governador a que se acabase la fiesta, y salió, acompañado de mucha gente, a recibir al Santo diciéndole: Assí amansa padre los toros bravos? Y respondió Solano: Gracias doy al Señor del Cielo y tierra por las mercedes que me hace, que cierto el toro iba enojado, y llevaba los ojos muy encarnizados.
Caminaba el Santo en otra ocasión al pueblo de Sotoconio, al tiempo que al encuentro salió un ferocísimo toro, que obligó a algunas personas de a cavallo a huir el monte adentro, y llegando el bruto a nuestro Santo, se hincó de rodillas, y delante de el también el toro, quien le besó las manos, y después de bolvió al monte, dexando desembarazado el camino.
Caminaba cierto capitán con el Santo, y al camino salió un furioso toro, que obligó al dicho capitán a meter piernas a su cavallo, y haviendo corrido un poco, bolvió la cara hacia atrás, donde venía el Santo a pie, y vió al toro lamiendo a Solano las manos, que este le ponía en su frente, y el toro se estaba quieto como un cordero; y después de algún tiempo, el Santo echóle la bendición, y el animal con mucho sosiego se volvió al monte.
Bartolomé Sánchez de Feria,
Compendio de la Vida, Virtudes y Milagros del Apostol del Perú San Francisco Solano, del Sagrado Orden de San Francisco y patrono de la Ciudad de Montilla,
Madrid, en la imprenta de Miguel Escrivano, año de 1762
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias