viernes, 3 de agosto de 2012

FINAL DE LAS NOVILLADAS DE PROMOCIÓN EN SEVILLA (2012)

LAMA DE GÓNGORA PROCLAMADO TRIUNFADOR  de un certamen que, según los más afamados crítico taurinos sevillanos, a base de botellines y tortilla de patatas está llamado a hacer resurgir de sus cenizas a la Tauromaquia.

Jueves 2 de agosto de 2012
Plaza de Toros de Sevilla
Final del ciclo de novilladas sin picadores
Cuatro erales de don Juan Pedro Domecq y dos de Parladé para Miguel Ángel León, Alejandro Pavón y Lama de Góngora


Junto a la almohadilla amarilla de rayas rojas, ningún abonado sevillano deberá caminar la próxima temporada por la calle Adriano o el Paseo Colón sin este nuevo distintivo de buen aficionado

Lleno casi absoluto en la plaza de toros de Sevilla. Sólo faltaron por ocuparse algunas gradas de sombra. Una hora antes no se podía entrar en ninguno de los bares de los alrededores, lo que es un perfecto indicador de la gran cantidad de público que acudió anoche a la final de las novilladas económicas. Muchos se congratulaban del éxito de público y bendecían la permisividad en dejar acceder a la plaza con comida y bebida como una de las claves en lo que denominan “el resurgir de la afición” o la “nueva tradición sevillana de los toros de julio”. En mi grada sin embargo, la docena de anticuados aficionados que ayer ocuparon sus asientos acudieron todos desprovistos de neveras y “tuppers” y ninguno pidió orejas, con lo que pusieron en serio peligro el futuro de la fiesta nacional. Por mi parte, si alguna vez decido sumarme al movimiento sevillano de regeneracionismo taurino, lo haré provisto de una bota de vino, una telera de Alcalá de un kilo y una sarta de chorizos, que considero avíos más apropiados para una abono tan largo como el de la Plaza de la Maestranza. 

No estoy yo tan seguro de que vuelva tanto público a la plaza cuando haya que pagar un precio más alto por las entradas y, sobre todo, cuando no se pueda pasar por la puerta con botellas de cerveza y tortillas de patatas, es decir, cuando volvamos a la normalidad. Ayer una entrada en una grada de sol valía 5 ó 6 euros y aún así decían unos jóvenes que ocupaban unos asientos en la nuestra que era la primer a vez que venían a una novillada económicas ya que la situación no está como para sacar entradas para los toros todas las semanas, por lo que se habían reservado para ver “la cremme de la cremme “ (sic). Supongo que se referían a que se habían reservado para ver la final del ciclo, así que veamos ya lo que ocurrió en tan “cremosa” e ilusionante ocasión.

Don Juan Pedro Domecq trajo seis erales, cuatro de la ganadería que se anuncia a su nombre y a los de sus antepasados homónimos y dos (1º y 3º) con el hierro de Parladé. Además de la variedad de hierros, hubo variedad de capas, pelos y de conformaciones. Se ve que no tiene don Juan Pedro en ninguna de sus dos vacadas seis erales parejitos para presentarlos decentemente en Sevilla. Sobre el comportamiento, lo propio de la casa, nobleza, flojedad y en algún caso cierta acometividad (1º y 4º).

Miguel Ángel León, de Gerena, vestido de balco y oro, destacó sobre los demás componentes de la terna toreando con la capa al recibir a sus novillos y en los quites en a los de sus compañeros. Le tocó en suerte un primer novillo castaño, bociblanco y tocadito de pitones. El eral fue algo blando y por el pitón derecho no tenía recorrido, lo lanzaba hacia arriba a medio pase, lo que provocó que León enganchara varías veces y no rematara las suertes, quedándose descolocado y fuera de cacho sin poder ligar. Sin embargo, por el izquierdo el novillo embestía pronto y con franqueza así que León le ligó dos buenas series de naturales bien rematados con el de pecho. Lo mató de una estocada atravesada a la altura de la paletilla y aunque hubo petición de oreja el presidente no considero oportuno conceder ningún trofeo así que se conformó León con salir al tercio a recibir una ovación.

Turno para el sevillano Alejandro Pavón, de azul y oro, que se enfrentó a un segundo novillo jabonero muy flojito y con tendencia a quedarse, por lo que  Pavón no pudo terminar ni rematar ningún pase y mucho menos ligarlos. Se alargó demasiado en estos intentos y al final oyó un a viso mientras trataba, con poco acierto, de matar al animal. Silencio.

Lama de Góngora, de verde claro y oro, era la expectación de la tarde, no en vano había salido hacía dos semanas porla Puerta del Príncipe, ha resultado triunfador del ciclo de promoción de la AAET “Pedro Romero” y es tanto lo que se ha escrito sobre él en la prensa taurina sevillana que cuando sonó el clarín para anunciar que salía el tercero de la noche, muchos soltaron los botellines y los filetes empanaos y comenzaron a sisear pidiendo silencio y atención para ver la presumible maravilla que iba a acontecer en el ruedo. Y lo que pasó es que salió un eralito con la divisa amarilla de Parladé que el prospecto decía que era tostao chorreao y que con la luz eléctrica se veía negro. El novillo se frenaba en el capote, por lo que no hubo especial lucimineto en la recepción. Comprendió Lama de Góngora la calidad de duro de patas y quedado del eral así que comenzó la faena de muleta genuflexo, dominándolo por bajo con derechazos mandones. Lo sacó a los medios para que no buscara refugio y allí alterno pases naturales buenos con algunos enganchados pero siempre con muy buena disposición. Como el novillo se iba quedando y no quería pasar, la faena fue discontínua y la estocada con la que mató al eral caída así que no se comprende por qué el señor presidente no mantuvo la misma firmeza que había demostrado ante la petición de oreja tras la muerte del primer novillo de la noche; la concesión de la oreja a Lama de Góngora hubiera sido justa si se la hubieran dado también antes a León.

Tras la vuelta triunfal de Lama de Góngora salió Miguel Ángel León dispuesto a no dejarse ganar la partida así que se arrodilló delante de la puerta del toril para recibir al cuarto de la tarde a portagallola. Salió un eral negro mulato, bragao corrido y abierto de cuerna al que después de la preceptiva larga cambiada recogió rápidamente con la capa para aplicarle unas cuantas verónicas vibrantes y muy jaleadas. Inició la faena de muleta de rodillas en los medios y hasta ahí mantuvo el interés y la emoción ya que el eral fue otro de los buenecitos de la noche pero embestía con un punto de genio y un meneo de cabeza incómodo, circunstancias a las que no supo sobreponerse León, discurriendo toda la faena entre continuos enganchones. Volvió a matar de forma infame dejando un golletazo caído y delantero, lo que no le impidió dar la vuelta al ruedo.

El quinto de la noche dicen que fue tostao chorreao, yo no apreciaba el color del pelo a esas horas desde mi grada, lo que sí aprecié es que salió abanto, huidizo y que berreaba cuando se veía obligado. Pavón volvió alargarse sin lograr ningún brillo con el mansito, que al final sin embargo se fue dejando en la muleta. Mató mál, de un sablazo muy caído aunque en realidad el que mató al eral fue el Lebrija, de un certero cachetazo después de que se echara herido el animal.

El sexto novillito de la noche fue colorao, bociblanco y ojo de perdiz, muy flojito, parado y noblón. Lama de Góngora se alargó mucho intentando practicar lo del cartucho de pescao y el citar al natural de frente y con los pies juntos pero la falta de fuerzas del novillo no le dio ocasión de lucirse. Mató de otra estocada caidísima después de pinchar tres o cuatro veces y saludó desde el tercio.

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