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| Secuencia de la cogida de Mariano Tornero el 3 de agosto de 1885 en San Roque |
En 1885 se celebraron dos corridas de toros durante la feria de agosto en San Roque. Actuaron Juan Ruiz “Lagartija” y Antonio Ortega “El Marinero”. Los toros de la primera tarde fueron de Arribas Hermanos y resultaron tan bravos que sólo pudieron matarse tres pues la corrida se alargó tanto que se hizo de noche.. En la segunda corrida, que comenzó a las tres de la tarde y se prolongó hasta el añochecer, se jugaron ocho toros de don Anastasio Martín. El quinto, llamado Capirote, causó la muerte a Mariano Tornero Serisola.
Dice Recortes en Las víctimas del toreo, hablando de Mariano Tornero y Serisola:
“No fue un banderillero de grandes facultades, ni tuvo excepcional habilidad ni especialidad alguna sobresaliente en la que pudiese competir con sus compañeros; se limitaba a cumplir como pareador y ocupaba su puesto en la brega sin estorbar ni entrometerse en asuntos que no eran de su incumbencia”.
Después de esto. ¿qué queréis que diga yo?... Como no diga misa…
Quedamos en que Mariano, como artista, era uno de tantos, uno del montón, y sentado esto, digamos cuatro palabras de su vida y otras cuarto de su muerte.
Nació en Madrid el 11 de junio de 1851; comenzó a torear el año 70; como banderillero de toros se presentó en la Corte el 17 de Octubre del 74, adjunto a la cuadrilla de Paco de Oro, en la 20ª corrida de abono; toreó luego con distintos espadas y en octubre del 79 ingresó en la cuadrilla de Lagartija, al tomar éste la alternativa en Madrid.
Toreando con dicho espada el 3 de agosto de 1885 en la plaza de San Roque (Cádiz), al preparar para banderillear al toro Capirote, de Anastasio Martín, tuvo la mala suerte de resbalar y cayó al suelo. En el momento de incorporarse, se arrancó la res, que lo recogió, infiriéndole una cornada grave en el costado derecho.
Después de curado lo trasladaron a Puente Mayorga, a fin de conducirlo embarcado a Cádiz, y a bordo del vapor inglés James Haynes falleció el pobre diestro, en la bahía de Algeciras, el día siguiente de la cogida.
Si como torero no tuvo relieve, en cambio como particular logró distinguirse por su seriedad y correcta conducta; además gozaba fama de buen dilettanti y en el gallinero del Real era conocido como en su casa,
Sufrió dos percances de importancia antes de su muerte, y al llegar el tercero la entregó.
Por algo dicen que “a la tercera va la vencida”
Don Ventura,
Efemérides taurinas. Hoy hace años... Segunda serie, de julio a diciembre,
Barcelona, Editorial Lux, 1928
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